El impacto generado por el COVID-19 ha golpeado drásticamente la economía mundial y la red de valor de muchas empresas. Estas dificultades se deben principalmente al comportamiento de los consumidores y el aumento de las restricciones sanitarias, afectando notablemente sus procesos y procedimientos y generando cambios en los patrones de compra y entrega.
Por ello, la colaboración juega un papel elemental para enfrentar este tipo de disrupciones y lograr empresas resilientes, debido a que es un modelo en dónde los socios de negocio alinean sus objetivos, procesos y herramientas tecnológicas para incrementar el flujo de información a través de su red de valor, permitiendo reaccionar ágilmente a las tendencias de consumo y beneficiando a cada uno de los actores.
Sí bien, la resiliencia desarrolla la capacidad adaptativa de una red de valor ante eventos inesperados; la colaboración genera relaciones transaccionales, acuerdos de cooperación, mecanismos de coordinación, alianzas estratégicas, integración vertical, entre otras, que fortalecerán a las redes de valor para recuperarse, retornando a su estado inicial o a uno más deseable.